miércoles, noviembre 23, 2011

He de aceptarlo…



Algunas personas:

1)      No concentran su relación de parejas en una sola persona.
2)     Otras, no sólo se complican con tener más de una relación, sino que buscan o ya se han procurado hijos; y las coyunturas económicas y amorosas se enredan entre sus gustos, nuestros gustos, y aquellos terceros.
3)     Las prioridades de quienes no sólo mantienen una fuerte relación con sus ideas, gustos, deseos o necesidades se ven insatisfechas por quienes tienen un recurrente vuelco hacia los terceros (ajenos) al vínculo de la relación “de dos”; sea de naturaleza meramente amorosa, puramente sexual, de conveniencia económica, o de cualquier género con dependencia física o emocional.

En la reacción tradicional hombre y mujer, el varón no está exento de fragmentar los beneficios de su vínculo (cualquiera que sea) cuando ésta última insiste en tener hijos de éste. Si el primero accede, si no puede oponerse a la idea de la paternidad o la maternidad compartida, económicamente y sexualmente se afectarán ambos, mientras se ayudan y toleran durante el inicio del desarrollo de la criatura, hasta que –por ventura- vuelvan a “hacer” que la relación de pareja SEA MEJOR que antes de formar un trío (si es que les nace sólo uno).
                                              

¿Por qué el hombre (o la mujer) se vuelve hacia otra relación?
Porque alguno (o ambos) no hallan la satisfacción sexual, emocional, presencial, existencial, económica, asistencial… (la que sea) misma que la aporta (nominal o circunstancialmente) otra persona que entra en el curso de su vida.

Opiniones y opciones:


Si volviera a vivir (porque en algún modo ya estoy muerto) no me permitiría tales errores:
A.    Meter a terceros.
B.     Pretender sostener lo insostenible (la dispersión emocional o sexual no es el camino).
C.     Conservar una relación cuando ambas partes no se sinceran, cuando la comunicación no es total.

Si una relación no cumplimenta mis necesidades o deseos (cualquiera que sean), si la mujer que tenga cerca o esté a mi lado no halla saciedad, satisfacción a sus deseos, lo mejor es terminar el vínculo y que cada uno vaya por su lado y halle su nuevo camino.

Si fuera rico, millonario, cuán difícil sería notar si realmente alguien me quiere o, por el contrario, ya ni sabría qué es lo que yo buscase en ellas (generalmente el gozo de contentarme en una relación es que esa sustentable y sólo para los dos).

Quién opine distinto ¡No me interesa! (así soy yo).

Si el mundo dependiese de gente como yo, lo sé, la humanidad se acabaría. No tanto por no desear tener hijos (propios o ajenos), sino porque es una relación egótica, ego centrada en la relación y, en el caso de que fuese cristocéntrica, NO CABE DUDA SERÍA INCLUYENTE pero, al momento, estoy renuente, celoso de ciertas cositas y prioridades ajenas.

Seguiré consejos… 

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