martes, diciembre 27, 2011

Interpretándonos.



Usaré, por analogía, algo que –quizá- no sirva de ejemplo, pero es lo que se me ocurre apenas me levanto (a las 7:20 am), luego de meditar en varias cosas, de soñar con gratos momentos y otra serie de cosas.
La analogía es que a todos nos gusta la música. A unos el joropo, a otros la salsa, a unos el merengue o la bachata; pero no son mis gustos. A otros les gustan las canciones de despecho, las lloronas o vallenatas, pero ninguna suena conmigo y NO DIGO QUE ESO SEA MALO (pero no está en mi gusto o necesidad) ¡Qué se yo!

No obstante nuestras muchas diferencias (innegables, por cierto), tenemos necesidades comunes: Comemos, hablamos, tomamos agua y respiramos el miso aire (aunque no puedo decir “caminamos”, cuando pienso en otra realidad caraqueña, que no es otra cosa que la infestación de las aceras por vendedores ambulantes, motos y demás abusadores). Aún así, esa gente vive y siente como yo. Sus necesidades son muy parecidas a las mías -¿las nuestras?- aunque no bailemos o gustemos de la misma música.

Pongamos el caso real de que, ciertamente, a todos nos gustase la misma música, el mismo sabor de helados, el mismo olor de un perfume, opinaríamos distinto sobre los nombres y las marcas (pero la música siempre nos gustaría).

Okey! Me gusta el rock, la música, clásica, alguna que otra balada… ¿La bailo mejor o peor que alguno? ¿Puedo componer o disfrutarla con la misma intensidad –o mejor- que alguna o alguno? ¡No puedo! Somos diferentes.

Alguien me comparó a un colérico-melancólico (no diré de qué me río).

Sin embargo, pese a que –en mi opinión no es cierto- puede ser que yo esté tocando muy mal mi música o ella no entienda el compás de mi música (he aquí la razón de la analogía y mi presente discurso).

Admito no ser bueno con la música. Puedo reconocer el compás de la que oigo. Sé si va a 4 tiempos y de vaina me recuerdo cuánto vale una redonda en relación a una corchea. Si escucho algún tema de rock, si me gusta EL RITMO, puedo descubrir el inquieto pie haciendo taps sobre mi suelo y, si descubro un tema profano, oscuro, grosero o molesto, a esta altura de 5 décadas ¡me cierro! (procuro no pararle balls) (pero en perfecto español venezolano y sin la música que le gusta a una mayoría minoritaria).

Aludo al tema de colérico-melancólico, en 1er lugar, porque estoy agradecido: Me están parando balls (En este sentido, me están leyendo).

En 2do lugar, yo querría aclarar muchas cosas, tanto de mí como a mi entorno; pero –algunas veces- la gente decide quedarse con sus ideas, sus prejuicios, y prefiere conocer las cosas en LA DISTANCIA (que no es distancia) y una buena oportunidad de crecer se pierde: Aprovecho este minuto para darle mi agradecimiento a La Incipiente. Ella si tuvo balls para pasar y aspirar el olor verdadero de mi vida; aunque le hice saber (clara y anticipadamente) que no teníamos mucho en común y, aún así, pasamos un tiempo de buenos momentos juntos (y no volverán).

En 3er lugar, (a ver si me poncho o me ponchan), lo que uno escribe o habla es el retrato de un momento; pero si uno frecuentemente hace y habla -todos los días- la misma cosa, uno es (o aparenta ser) lo que nuestras acciones delatan y nuestras palabras confirman.

Bien se ha dicho: “Predicar con el ejemplo”. Eso es cierto, verdadero. La coherencia no está en la ilación de palabras bonitas o pensamientos rebuscados o versados, está en la coordinación de lo dicho, con lo hecho. Puedo ser colérico, si quiero o me dejo. He sido emocionalmente colérico, más de una vez, más de lo que hubiese querido. De hecho, ayer discutí con uno de mis hermanos, haciéndole entender algo que él no quiere hacer ni asumir, pero eso no me hace colérico y menos melancólico. (¡Buá! Qué mal y triste me siento!) ¡Ja! ¡Ja!

La verdad, para enseriarme un poco, agradezco a cualquiera que me haya leído o "entendido" (han sido muy pocas esas personas). Si he de hacerles un homenaje –a esas personas que me han tenido paciencia- citaría a mi tía Ma. Maraima, algunos de mis hermanos (sólo a ratos), a Juan Carlos Lizardo, Luis Alberto Gómez, Héctor Nieves (uno de los que pesadamente me sobrellevó en mi temprana adolescencia), el pastor Tom Powell, el Rev Eduardo Muñóz, etc., y a esas otras y otros que ya el tiempo olvida.

¿Sabes quién sí entiende a cada quién? ¡Sólo y todo a Dios!

No voy a referir detalles, son cosas que guardan su relación con el tiempo, con las circunstancias y, en algunos casos, un espacio en mis manuscritos ¿Servirán de algo? Sabe Dios (yo no).

Sólo sé que cada persona oye y busca la música que le gusta, la música que quiere; y hay otras personas, por las razones que tengan y tienen, que han decidido cerrarse, esconderse, aislarse y NO OIR NADA. ¡Yo no soy así!

Trato de no oír la basura, pero está allí, afuera (quizá adentro, y no siempre la percibo) (no siempre estoy consciente para depurarme, para arrojarla, sin contaminar a nadie). ¡Lo siento! Y no tengo excusas (he ensuciado a otras y otros).

La basura está aquí, o allá; pero no sé ser otro, no sé engañarme engañando a los demás (allá quien decida “conocer” y palpar, sin llegar a la luna) ¿No hay otros medios de alcanzar nuestros sueños? ¡Sí! Vaya que los hay y, aún llegando a la luna, esos hombres y mujeres usan guantes, se protegen y rodean de una atmósfera (artificial) que no les permite conocer la realidad, la completa verdad, de lo contrario morirían. ¿Respiran los peces fuera de su agua? ¿Respiro yo inmerso en el fango?

Mi verdad es una, como la tuya, como la mía.

Uno puede asomarse a la transparencia de un lago y saber si el fondo le gusta, si el cieno del lecho le atrae y –luego- con algunos remilgos, se toca el agua, se sondea ese fondo claro (a veces oscuro) y, en el mejor de los casos, UNO SE LANZA AL AGUA (quiera Dios nunca tu cisterna esté totalmente vacía o absolutamente llena) (los extremos no son buenos).

Hoy, más que nunca sé, no tendré más hijos. No tanto por mi decisión quirúrgica (la vasectomía), sino que económicamente nunca tuve lo que quise, y ya no es momento para ocuparme de eso.

Luego, la experiencia del amor, me ha parecido más un espejismo que una realidad: Mis recientes lecciones me han enseñado que (1) No siempre se busca lo mismo y, (2) Lo que tengo (en todo sentido) puede que me sacie o satisfaga (a mí, en lo personal) pero una mujer siempre pide lo que el hombre no quiere o no puede.

Quisiera poder tener el tiempo para explicarme (para explicarlo) pero –justo en este momento- mi mamá está encima de mí con sus temas (por cierto, de la misma naturaleza) y, como estoy en caracas de paso (hace más de una década estoy emancipado) (gracias a Dios) me dispongo a irme y no volveré (no por colérico ni melancólico) ¡Son convicciones!

Alguien, muy querida, hace poco me dijo: “Quien es buen hijo, es buen padre, buen esposo, buen… (todo)” (Créditos a la Psico Turula).

Yo no soy bueno en nada. No es subestimación, no es cinismo, y ya dejé la medida ajena para regirme por mi patrón, mi standard y no me preocupo por varias cosas.

En relación al matrimonio, volver a casarme, soy realista: Mi casa está lejos de la civilización. Estoy lejos de ser civilizado, y cada día estoy más claro en el sendero de mi peregrinaje. ¡Haz pronto tu parte, Dios!  (he aquí mi trozo de melancolía, en LA MENOR).

En relación a la familia, a lo nuclear de ella, ¡la tuve! Pero no crecí conociendo los verdaderos valores. En parte por el sincretismo de creencias, por la mezcla de lo católico y la doble moral y el doble diálogo (es problema de otros), pero no conocí ni recuerdo el pecho amamantador de mi madre ¡Soy mal hijo! ¡Soy mal padre! (y no tuve el patrón verdadero como ayo a esta referencia) Mi abuela fue mi madre y mi padre “siempre” estuvo lejos; pero nos acercamos en la adolescencia (sólo por 13 años).

Mis tíos paternos suplieron mis deficiencias, muchas veces económicas como afectivas (mi segunda mamá fue mi tía María y, si lee esto, me hala las orejas) ¡Ja! ¡Ja! (todavía me regaña) (pero estoy ya lejos).

Para cerrar el ciclo de mi colérica nostalgia (¿melancólica?) referiré mi enemistad con la ciudad: Nací en Ccs, un 29 de junio de 1961. Podría referir algunos escritos de Andrés Bello, aludiendo a que “salgan de las ciudades” (silva A la agricultura de la zona tórrida). Pero soy más práctico que él –menos en muchas cosas- pero pragmático: Vivo en una montaña con carretera de tierra, sin baño… (el vivió en muchas ciudades). Soy citadino y vivo como si nada fuera. Hago un par de versos y no me creo poeta (ni intento llegar a serlo) ¡Gran Vaina!

Interpretar mi música toma toda una vida y “nadie quiere estar toda una vida tras nadie” (ya lo sé). Hay gente que te quiere comer, que te quiere oír; pero algo en su lógica -tarde o temprano- brota ingratamente ¡salta como chispas o rayos! Y te dice: “No te quiero”, “No eres la persona que yo buscaba o creía QUE eras”, “Hueles mal”,  “tus hijos o tu mamá me estorba”, “te estás poniendo muy gorda o vieja”, “me enamoré de otra más joven o inmen$amente rica”… ¿Cómo no va a ser “bella”? ¡Qué sé yo! (ya saben de lo que hablo).

Hasta hace poco conservaba algunos mensajes… (los borré de mi telf.)
En la música del amor el sexo tiene sus notas, pero no puede ser el todo de la melodía (ese pentagrama se apoya en dinero, en recur$o$, y ya he visto la importancia de éste en las relacione$, no sólo de forma personal, son que ya estoy harto de oír a las citadinas (y no citadinas) de cómo les importa el dinero que yo no tengo.

Uno, el hombre, puede y suele hablar de lo bonito que puede y “debe” ser el cuerpo. Uno se fija en el pecho, piernas, nalgas (glúteos), pero no es eso el todo (para el amor). Uno (yo) observo el carácter, las actitudes, los gestos, lo que dice (cómo escribe), pero uno no sólo ama a las letras, los pensamientos, la emotividad, sino LA ACEPTACIÓN, LA TOLERANCIA  (eso es cosa de inteligencia).

Ayer, por cierto, alguien me comentaba (en persona): “Me estoy quedando solo”. ¿Cómo no? Estaba oyéndolo hablar, en su teléfono. Llamó -cuando menos- a media docena y, a todas, les decía lo mismo. ¿Quién es la “especial”? ¿A cuál ama, y no la ve cómo a un objeto sexual o de su conveniencia?

Me quedé callado. Pensé para mí, me revisé… Tuve a “La Incipiente” en el peldaño que pude, que quise (hasta que ella no quiso) (y está bien: Me alegro de ello) (Demasiadas diferencias: Económicas, religiosas). “Tuve” a una vieja gorda y fea de Valencia (la amé) (luché x alejarla de mí) (no había espacio para otra: Una a la vez) y me alegra –también- que nunca la conocí, que nunca nos vimos y, si fuera escritor (que no lo soy) tendría un buen libreto para escribir sobre un par de cosas… ¡Ja! ¡Ja! Escribo en mi memoria ¿Cómo es que se llamaba?...

El amor es algo más que un compromiso. Es una mancomunidad de ideas, creencias y gustos que, probablemente, no se construyen en un solo día, y ese afecto requiere de milagros, de empeño, de inversiones (en afectivo y efectivo) ¡Claro que con Ca$h!  (“Amor con hambre no dura”).



Mi música es compleja.

No soy músico nato ni completo.

No sé tocar los instrumentos de mis notas; pero hago algún ruido, un sonidito y, si lo oyen los perros o las perras (en ambos sentidos) me considero satisfecho. Si me vuelvo un encantador de “culebras” (con sus problemas) ha sido mi error y procuro dar la idea exacta de quién soy y no lo logro ¡Fallé! ¡Fracasé! (no me sorprende no me duele: No soy el último ni el primero) (tampoco soy el mejor ni el peor) ¡Hay mejores opciones! (soy la última opción).

El 24/12/2011 tuve un encuentro amistoso con una poeta (me regaló uno de sus libros). Aprendí varias cosas y hube de contarle algo de ese día (trataré de abreviarlo). Una chica visitó a mi mamá. Ella me interrumpía en lo que hacía (reparaba una PC) y, en ese insistir, salí a la calle, saludé y eché bromas un rato. Yo estaba descubierto, sin franela, en shorts, y fui abrazado (con bastante timidez, de parte de ella).
Luego de ese encuentro, una hora más tarde, mi mamá me recriminaba: “Tú si eres pendejo”, “Esa mujer está loca por ti y tú no la quieres”…

¡Es verdad! No la quiero, no me gusta. La acepto como amiga ¿Tengo que “aceptarla” en la cama? ¿Tengo que complacer las ideas, los prejuicios ajenos, o los míos?

¡Mi mamá no me entiende! (ni me respeta) (es mi mamá) (¡Ah! Y se supone yo sí le debo respeto) ¡Al carajo con eso! Una cosa es el rol de madre-hijo, otra el de los amigos. Y sé cuáles son mis límites (soy demasiado tolerante, a veces).

Yo no me acuesto "por instinto" o por necesidad, me acuesto por genuino deseo (y esto no significa que, algunos años atrás, lo hice x presión social, por caminar a tientas y a ciegas). ¡Cada quien a lo suyo! (mi amor es sagrado) (ese es mi santuario) ¡Hasta Dios me lo ha respetado! ¿Quién puede objetarlo?

En mi música baila a quienes yo invito o a quienes acepto su invitación (y he bailado bien mi música) (la de otras no la conozco, del todo, y –antes de aceptar cualquier invitación- me aseguro que sepan mis gustos, lo que oigo, lo que digo, lo que siento y ¡qué tú sientes! (no me gusta bailar solo) (me gusta bailar con quien oye mi música y de quién oigo sus sonidos).

Este 24 amanecí claro, honesto… No niego que me emocioné, pero mi canto de culebras no es para encantar a nadie que no sea como yo quiero ni a quien no quiera. Mi música es para arrullar a quien ame y no para manipular a quien no ame o desee (ya son 50 años) (estériles, a veces).

A mi edad, no es ridículo querer bailar con una mujer de 30 o de 20; pero ¿hasta dónde llegarán mis pasos?
Más aún, mis convicciones me llevaron (me llevan) a un lugar que pensé sólo, para mí: Dudo haya otra como yo y, aunque sé que las hay, todavía no la he encontrado (huelo su esencia) (estoy impregnado de ella) ¿Lo está -ella- de mí?

El tiempo lo dirá, mientras siga interpretándome…

P.S.
Mi padre diría, en sus propias palabras: “¿Me interpretas?”

sábado, diciembre 24, 2011

NO SUPE DE TÍ.




“Es que esta vida sin querer 
es como un poema sin prosa, 
Pues un cuerpo que no goza
Más le vale perecer...”          (Trozo de mi Moraleja Senil. Mayo 18, 2011)



No conozco el camino de los poetas,
Ni sé seguir el curso de tu estela en mis difusas ilusiones.
No tengo idea de cómo nacen los versos, lo que ven
ni cómo sienten: Tengo ganas de llorar.

Han pasado tan cosas, esas que tú y todos sabemos,
Cosas que Dios –como nadie- sabe, entiende y nos alivia,
pero ¿por qué no viniste? ¿Por qué no volviste?

No supe de ti y, aunque sé que vives (y vivo yo por ello)
no hallo el curso del viento, como para alcanzarte en el vuelo de las aves.

¿Cómo estás? ¿Cómo sigue tu salud?

Y, con poca lentitud, te visito como un vago en pensamientos,
Con deseos que te siento, y ¡tú no estás allí!

Te busco como a esa nota de un pentagrama -esas que aún no escribo-
Pero la música no sale –se esconde- sólo porque no te veo.

¡No supe ayer de ti!

Y ahora busco escribirte… Veo esas casas y sus techos, y sólo te pienso, pese al asedio de ideas ajenas, interrupciones inoportunas, que procuran separarme de esta ilusión que acaricio -como tú- al pelo de tu perro.

Soy ajeno a este lugar, a este día...
La gente o las llamadas vienen o van, y sólo quiero saberte, me conformo en comprenderte, y hoy no sé qué he de escribir…

Mis planes eran marcharme. Mi deseo es alejarme. ¡Quiero saber de ti!

NO sé qué escribir ni cómo decirlo, hay una mezcla de cosas... Me visitan hasta fantasmas. ¡No sé cómo decírtelo!

¡Ayer te pude ver! Y el deseo es del querer ¿Cómo fue que no te vi?

¡Qué me importa la religión?
Sólo pienso mi condición: Estoy lejos de ti.

No sé adónde van los fantasmas, pero vienen al asecho:
Mi mamá, las tareas que no quiero, la premura de volverme a casa
¡Y no te veo! ¿Por qué no te pude ver?

¿Por qué no te leí?
Sólo sé: “Tendieron la emboscada”.
Que mi amor no sirve a nada
No supe ayer de ti.


Para ti, negrita.

domingo, diciembre 18, 2011

¿Te quieren o te desean?

La vida fluye caprichosa.
A veces vamos con el impulso de hormonas y no por lo sanguíneo de la razón.

Te detienes, miras o no miras (te buscan)
y todo pecho abriga un corazón.        

Te busco por ser persona,
no esa figura que prefigura,
ni esos ojos que se destacan
o me mal-tratan.

Te quiero, a tí, por ser tú.
Por amar mi yo, y poder compartir,
algo más que no es la vida,
sino el camino a lo que es eterno.

Diferencias hay ¿cómo no haberlas? ¡Mírate así! ( ¿cómo te niegas? ).
y, caminando a ciegas, tanteando mi camino, elijo mi derrotero y lo amplio del sendero.

Ya no eres doctora y, si lo eres ¡Te querría por eso?
Hoy no eres "suegra" ¿Te amaré por ser la madre de mis hijos, o por la mujer que me acepta, tal como soy?

La conveniencia no es mi búsqueda, sino la convivencia de dos que intentamos ser uno.

No es sólo ese placer del encuentro de dos miradas, sino el descubrir y desnudar afinidades, más que el fundirnos en uno (ya no seremos dos).

Ya no deshojaré margaritas...  

No deshojaré la cubierta de otras pieles o caretas.
Esos engaños y mascaradas fueron parte del camino, pero no mi final.

Yo deseo que te quieran por el QUIÉN, y no por conveniencias.
Deseo que te ame por el ERES, y no por lo que debes ni el "así me sirves".

Cada pájaro ensayará su canto, luego el vuelo y soltará su pico...
Y entre todas las mujeres, te busco, y NO TE HE VISTO.

miércoles, noviembre 30, 2011

To China!



可能您不会相信它
采取这些词为真相。
我不可能由我居住它的词显示,但是,一旦我珍惜那个青年时期。

中国、Rusa和所有亚洲人
所有我们是规则的一部分。
我们不可能否认我们的海洋
我们在暴政不可能居住。

给我拥抱,如果您喜欢此,因为我们分享了平静空气和我的脚是象您的根。


Maybe you will not believe it
take these words for truth.
I cannot show by words I lived it,
but once I cherished that youth.

China, Rusa and all asian
All we are part of the rules.
We cannot deny our oceans
we cannot live in misrules.

Give me a hug, if you have liked this,
because we have shared the same air
and my feet are like your roots.

Algunos Amigos

No hay mejor amigo que un animal. Ellos son el tipo de "persona" que muy pocas veces te recrimina y, por el contrario, te muestran la lealtad que uno mismo tiene dificultad en dar.

Mientras pintaba en casa de los Gobetto (con Josh, mi primogénito) nos divertíamos jugando con estos animalitos del haras... ¡Cuánta falta hacen!


Recuerdo las muchas veces que "Eli", un rotty como éste, expuso su salud por la mía... Lamentablemente, por mi empeño en irme a Colombia, lo abandoné, no lo atendí como debía ¡mi prioridad era egocéntrica!

(La puse HERMANO MÍO) (Aprendí la lección).

Por otro lado, éste animalito -al parecer- se perdió en la montaña...

¡Se está yendo la "gente" buena!

Alguien a Quien No Conocí.

(...) Los abrazos y los besos eran reales (...)  porque los ojos del amor nunca ven limitaciones ni defectos.

Puede que uno crea ver a alguien, pero nadie es; sólo miras tus emociones, las conoces, las reconoces, las acaricias, amas y comprendes. Pero estás en la nada si de la nada eres, si no te acompañas y no las vuelcas sobre la persona a quien recibes, a quien admiras y consientes.

El amor es eterno. Creo que es lo único que nos llevaremos, si –el caso- es que nos llevan.


Hay gente que nunca abandonará la tierra, hay gente que se entierra (en su pasado) y no deja entrar la luz que quiere entrar y debe entrar…

¡Hermosa luz! A ti yo te recibo.  

¡No sé quién eres! Si eres o no, no lo sé…
¡Allá tú, Deja Vú!

Puede que uses lo harapos de alguien a quien no conocí y, de algún modo quise o deseé… ¿Qué sé yo? 

¡No la tuve en mis brazos! Pero murmuré su nombre –si lo supe- alguna vez.

Ahora, quien quiera seas, inicio mi cuenta regresiva:

500 mil,  499.999, 499.998, 499.997…

miércoles, noviembre 23, 2011

He de aceptarlo…



Algunas personas:

1)      No concentran su relación de parejas en una sola persona.
2)     Otras, no sólo se complican con tener más de una relación, sino que buscan o ya se han procurado hijos; y las coyunturas económicas y amorosas se enredan entre sus gustos, nuestros gustos, y aquellos terceros.
3)     Las prioridades de quienes no sólo mantienen una fuerte relación con sus ideas, gustos, deseos o necesidades se ven insatisfechas por quienes tienen un recurrente vuelco hacia los terceros (ajenos) al vínculo de la relación “de dos”; sea de naturaleza meramente amorosa, puramente sexual, de conveniencia económica, o de cualquier género con dependencia física o emocional.

En la reacción tradicional hombre y mujer, el varón no está exento de fragmentar los beneficios de su vínculo (cualquiera que sea) cuando ésta última insiste en tener hijos de éste. Si el primero accede, si no puede oponerse a la idea de la paternidad o la maternidad compartida, económicamente y sexualmente se afectarán ambos, mientras se ayudan y toleran durante el inicio del desarrollo de la criatura, hasta que –por ventura- vuelvan a “hacer” que la relación de pareja SEA MEJOR que antes de formar un trío (si es que les nace sólo uno).
                                              

¿Por qué el hombre (o la mujer) se vuelve hacia otra relación?
Porque alguno (o ambos) no hallan la satisfacción sexual, emocional, presencial, existencial, económica, asistencial… (la que sea) misma que la aporta (nominal o circunstancialmente) otra persona que entra en el curso de su vida.

Opiniones y opciones:


Si volviera a vivir (porque en algún modo ya estoy muerto) no me permitiría tales errores:
A.    Meter a terceros.
B.     Pretender sostener lo insostenible (la dispersión emocional o sexual no es el camino).
C.     Conservar una relación cuando ambas partes no se sinceran, cuando la comunicación no es total.

Si una relación no cumplimenta mis necesidades o deseos (cualquiera que sean), si la mujer que tenga cerca o esté a mi lado no halla saciedad, satisfacción a sus deseos, lo mejor es terminar el vínculo y que cada uno vaya por su lado y halle su nuevo camino.

Si fuera rico, millonario, cuán difícil sería notar si realmente alguien me quiere o, por el contrario, ya ni sabría qué es lo que yo buscase en ellas (generalmente el gozo de contentarme en una relación es que esa sustentable y sólo para los dos).

Quién opine distinto ¡No me interesa! (así soy yo).

Si el mundo dependiese de gente como yo, lo sé, la humanidad se acabaría. No tanto por no desear tener hijos (propios o ajenos), sino porque es una relación egótica, ego centrada en la relación y, en el caso de que fuese cristocéntrica, NO CABE DUDA SERÍA INCLUYENTE pero, al momento, estoy renuente, celoso de ciertas cositas y prioridades ajenas.

Seguiré consejos… 

domingo, noviembre 20, 2011

Creo entender

Hay un proceso de formación del carácter que comienza desde antes de la gestación de nuestras vidas. No es sólo ese que se dice embrionario, humano, sino aquel que forma parte del espiritual original, el larvario que nos da Dios, antes de evolucionar al siguiente nivel que hoy conocemos.
Con palabras no puedo describir que unos somos lentos, otros somos inquietos, otros fugaces. No puedo pintar ese nivel, casi microbiano, pues a penas hay una docena de imágenes que nos hacen ver el proceso de la fertilización ovular, ese peo de unos y otras queriendo llegar primero al núcleo del óvulo, y sólo uno, dos o tres espermatozoides logran “el camino” a la vida (es sólo la ira etapa de la evolución).
Luego que somos espermas, no sé si hembras y varones (sólo sé x referencias), viene ese otro peo de las meiosis: Es como vernos crecer como renacuajos y volvernos una rana o un sapo. ¡Ja! ¡Ja! (algunos no soltamos ese estado).
Luego, durante los estados, las etapas del humano crecimiento, los seres queridos y no queridos nos forman y deforman. Ese interactuar, más de una ve, influye –definitivamente- en lo quiénes somos y en quiénes deseamos ser. Sabemos que la escuela, todo su entorno social (y el de nuestra natural escogencia) determinará cómo y quiénes seremos.
No sólo basta comentar el entorno cultural, familiar, la época social y política de lo que influye nuestro ser, nuestro comportamiento, sino nuestros gustos, nuestra condescendencia, nuestra aceptación al cambio o la negación de ellos. Si por razones meramente sexuales (o amorosas) nos involucramos con alguien que nos pida usar tal o cual perfume (LOVE POSION NUMBER NINE) (¡Ja! ¡Ja!) Quizá nos estemos negando a convivir con nuestro olor natural, con nuestra ESENCIA PROPIA y, aunque no modifiquemos –con ello- mucho de nuestro carácter, esa condescendencia o negación es una alteración al patrón biológico natural ¿Cuántas veces vendrá alguien a nuestras vidas pidiéndonos cambiemos el perfume, incluso NUESTRA ESENCIA?
Hay gente que se aparece con el frasco, el nuevo perfume y, en el fondo ¿cuán dispuestas están ellas de cambiar SU ESENCIA por nosotros? A decir verdad, no es nada malo MINIMIZAR los olores naturales, lavarlos, bañarlos, es algo bueno; sin embargo –y lo sé- a nadie le gusta tener que soportar el olor ajeno, particularmente cuando alguien se caga dentro de un vagón del Metro o arrastra “su esencia” en una congestionada escalera mecánica ¡que para colmo se tranca y apaga!
(Una cosa es ser cochino, otra oler mal -por diversas circunstancias- y otra es el olor natural y EL IRRESPETO social por la vida de terceros). (Confieso que la he cagado, más de una docena de veces, pero me estoy reformando).

Nadie ha escogido dónde vivir, sino por alguna circunstancia de conveniencia que haya surgido en su edad adulta. Al nacer somos totalmente inocentes de quiénes serán nuestros padres, parientes, “maestros” y desconocemos el entorno social al que entraremos (bueno no haber nacido en lugares peores, pero…) y, sin embargo, aprendemos a discriminar, a separar y atraer a quiénes deseamos como amigos y amigas (especialmente amigas) (no hay nada mejor que el opuesto que me complementa).  

Creo entender que hay cosas que NO se deben pedir. Otras que se deben aceptar (menos una metralla de PEDOS) y que nuestro ajuste social, con quiénes decidimos convivir o tomar como parejas, debe ajustarse como para que el uno complazca a la otra y que la otra complazca a quien le pide: Es un dar y tomar, un bonito pedir y dar, que trasciende a mi vida.

sábado, julio 02, 2011

Sola – Edad.

I
Hete allí, extraña conocida, visitándome en las penumbras de cierta lucubración, en los secretos de mi intimidad.
¡Qué tienes conmigo! Que no cesas de visitarme, cual amistad retenida a cada divorcio, en esos en que tú y yo interpusimos un acuerdo para separamos, como quien no deseaba a ver.
¿Qué tan buena puedes ser? Si eres imperceptible al tacto; mas, sublime comparada a la soledad fría de algunas supuestas compañías.
¿Qué pones en tu recurrente acecho de manos? Que irresistiblemente -en mis descuidos- me invades raídas sábanas y me hallo entre tus caricias, cuando estoy solo en mi lecho, como no queriendo volver a despertar…
¿Es esa tu forma de amar? Mientras voy muriendo de viejo.

II
Mis palabras no son mías. ¡Hace mucho no me pertenezco! Y lo que hoy se oye, son el fantasma de sus ecos, prurito de sus seducciones. ¡Qué mérito tengo, mujer? Si hablas tú hoy por mí, y vives para mí…
Ese silencio vacío que nos deja para escucharnos, para escribir lo que murmura el alma agonizaante, es el rítmico compás mudo que guardamos al momento reverente de ensordecidas quejas.
Esa Señora de color sombrío, es la que deja que se reconozcan nuestras almas; cada uno a la vista de su propio espejo. De no ser así - quizá por la edad- no importaría mucho una 1/2 docena de cosas y; sin embargo, sus seductoras confidencias, las caricias irreverentes, la hacen mi amiga secreta (hasta el día de hoy).



III
¡Aléjate!
¡Ayúdame a desprenderme! Despertándome de ti!
Los besos de tu embriagante palabra - aunque no me gustan- me seducen: ¡Soy humano! Respondo a estímulos, necesidades, o deseos.

Me halagas con lisonjas, justo cuando nadie me tomare en cuenta y me empujas, me tomas de la mano, y me llevas a tu lecho vacío. ¿Es eso amor?... ¡Qué falsa mentira!
Tu perfume -aún rodeado de la esencia de otra gente- lo conozco como el trinar de ciertas aves, como el olor del rocío mañanero sobre tierra fresca, cuyo verdor despierta con el sol, luego del chubasco que termina la noche.
Te conozco: ¡Sabes quién soy!
Y si te bañase de besos, queriendo humanizarte, a menudo te extraño, porque te sé mi confidente: Buena escuchando, incluso mis gemidos; sean de placer, reproches o vacilaciones...

IV
¡Soledad! Tú -mejor que ninguna otra- me has comprendido en esos momentos en que quise estar solo conmigo mismo y solo, cuando estuve acompañado…
No recriminas. Rara vez me acusas y, cuando te hice “culpable”(endosándote mi responsabilidad) no me abofeteaste con verdades que sólo tú conoces a plenitud y, en medio de esa muda lealtad –cómplice de mi torpeza y mis errores- fue que comprendí ese interminable coqueteo de tus intensiones; que yo mismo te atraje, permitiendo que tu desnuda seducción me llevase ciegamente al camino de un espacio vacío, a la frialdad de lo que entiendo se hace mi mundo muerto.

martes, mayo 17, 2011

Senil moraleja (verso libre)

I
Cuando las guacharacas ya no canten
¿Qué será del propio amor?
Ya no tendré tu calor
Pues, mi cuerpo no es como antes.

¿Qué les daré de comer?
Si a mí no me gustan las viejas
Tal vez muera con mis quejas
Sin nadie a quien tener.

Es que esta vida sin querer
es como un poema sin prosa,
Pues un cuerpo que no goza
Más le vale perecer…

II
¿Mañana a quién doy mi abrazo?
Cuando tense este vejuco.
Mejor salgo a mi conuco
A ver quien toma mi caña.

Es que un cuerpo que me engaña
Deja al corazón vacío,
Aunque tenga mucho brío
Hoy “me quieres”… y ¡me engañas!

III
Cuando la guacharaca ya no cante
No te vestirás con mi luto:
Te largarás en minutos y
Buscarás quien te levante.

Es que un cuerpo que me espante
Es un mal que no disfruto…
Mejor corro a mi conuco
¡Hasta que mi pájaro cante!

Es que un cuerpo que me engaña
Pone el corazón vacío;
Aunque tengo mucho brío,
A mí me asustan esas mañas.

IV
Con pesar, Alvaro, amigo
No has perdido la Pareja;
Aunque mal venga la queja,
No has caído del estribo.
Y por esto yo te escribo
Aquel trillado adagio,
Pues, más vale un desagravio
Que dejarla sin sentido…

V
Razón tenía mi abuela
¡Lo gritaba a cada rato!
“el que duerme con muchacho
Cagado amanece”.

Mi alma desfallece
Por la mujer que no abunda;
Aunque sea vagamunda…
Si no lo sé, a mí me crece.

No he de decirlo dos veces
Me siento raro con las viejas;
Aunque aguantaré las quejas
¡si la guacharaca enmudece!

VI
Para nada eres pendeja
Y eso –en mí- no desagrada.
Si eres mujer malvada
No serás ya mi pareja.

¿Cómo quieres que te quiera?
Si vejas el amor mío
Aunque tenga mucho brío
Hoy “me amas” y me dejas.

No soy tan viejo, ni agarrado
Eso a ti… ¡te disgusta!
Mas, lo que a mí más me gusta
Es despertar a tu lado.