No puse en duda tus afectos ni la validez
de lo que sientes, o me hiciste ver y creer.
¿Crees que no admiro –y agradezco- lo que
hiciste por mí?
Tu sinceridad sobrepasa a la mía, en
algunos sentidos.
Eres más grande y valiente que otros que,
bajo cualquier máscara institucional o social ocultan otras realidades; pero yo
no soy de quienes comparte a nadie que quiera como a ti te quise; aunque sé que
te quiero y puedo quedarme CON MIS EMOCIONES todo el tiempo que yo quiera, sin
esperar una llamada, un escrito ¡ni la esperanza! que me reservo…
Hace 25 años me enamoré de esta forma
(pero a ella la hice mía, y fue mía) (y yo con ella).
Era una carajita de 16 y yo sólo 9 más que
ella. De ese amor, por reconocimiento a lo que sé la quise, pude quitarme la
vida; cuando ella tomó otras acciones, otras actitudes, y fue lícita y valedera
su decisión… ¿Cómo podría volar contigo, si sé que tienes otros pretendientes,
con mejores opciones?
Quizá yo no vuele y miré muy alto.
Quizá sólo me arrastro como gusano, pero,
cuando tocaste esta tierra, compartí gratos momentos contigo y ¡cómo sé que
vuela! (te llevaste un no sé qué de mí)
(para siempre).
Agradezco (a Dios) que sigo con vida;
porque, aunque aquel amor de 25 años no se casó conmigo, la sigo queriendo de
otro modo y a ti, mujer alada, te amaré tanto, que no importa si me elevo 2 cm
del suelo para decirte, con insistencia “te amo” y sigue tu camino.
Ella se convirtió, a religión de Dios
¡Cambió! Vivió y murió; pero no tengo una jaula de oro –para nadie- sino la
religión de mi amor, sólo para dos ¡y nadie más! (Nadie más).
¡Vete! ¡Elévate!
Y, aunque vueles tan alto -como a la luna-
siempre extenderé mis ojos para mirarte y admirar: La razón prevalece, y
agradecido estoy.
No me debes nada. No te estoy en deuda.
¡Vuela!
Que yo me arrastro en la dignidad de
gusano… Soy de la tierra, de la nada o para nadie: No tengo ciertas opciones ¿Miserable
de mí? ¡Hay otros peores! Y sé del dolor de las preferencias, de no contar, de
no saber, de no tener ¡no somos únicos! (y hay casos que se resuelven).
¿Dices que vuelas? ¡Yo no!
(y subí un escalón, y caí de una altura
que partió mi corazón) (mucho tiempo te amaré).
A.T.
P.S. Repito: “Correré la batalla de mi guerra interior; porque no sé -ni sabré- del
amor que se junta un solo día y, mañana, se dice adiós, como negando un
encuentro de dos”… mundos distintos”.
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