Algunas personas:
1) No concentran su relación de
parejas en una sola persona.
2) Otras, no sólo se complican con tener más de una
relación, sino que buscan o ya se han procurado hijos; y las coyunturas
económicas y amorosas se enredan entre sus gustos, nuestros gustos, y aquellos
terceros.
3) Las prioridades de quienes no sólo mantienen una fuerte relación
con sus ideas, gustos, deseos o necesidades se ven insatisfechas por quienes tienen un recurrente vuelco hacia
los terceros (ajenos) al vínculo de la relación “de dos”; sea de naturaleza
meramente amorosa, puramente sexual, de conveniencia económica, o de cualquier
género con dependencia física o emocional.
En la reacción tradicional hombre y mujer, el
varón no está exento de fragmentar los beneficios de su vínculo (cualquiera que
sea) cuando ésta última insiste en tener hijos de éste. Si el primero accede,
si no puede oponerse a la idea de la paternidad o la maternidad compartida, económicamente y sexualmente se
afectarán ambos, mientras se ayudan y toleran durante el inicio del
desarrollo de la criatura, hasta que –por ventura- vuelvan a “hacer” que la
relación de pareja SEA MEJOR que antes de formar un trío (si es que les nace
sólo uno).
¿Por qué el hombre (o la mujer) se vuelve
hacia otra relación?
Porque alguno (o ambos) no hallan la
satisfacción sexual, emocional, presencial, existencial,
económica, asistencial… (la que sea) misma que la aporta (nominal o
circunstancialmente) otra persona que entra en el curso de su vida.
Opiniones
y opciones:
Si volviera a vivir (porque en algún modo ya
estoy muerto) no me permitiría tales errores:
A. Meter a terceros.
B. Pretender sostener lo
insostenible (la dispersión emocional o sexual no es el camino).
C. Conservar una relación cuando
ambas partes no se sinceran, cuando la comunicación no es
total.
Si una relación no cumplimenta mis
necesidades o deseos (cualquiera que sean), si la mujer que tenga cerca o esté
a mi lado no halla saciedad, satisfacción a sus deseos, lo mejor es terminar el
vínculo y que cada uno vaya por su lado y halle su nuevo camino.
Si fuera rico, millonario, cuán difícil sería
notar si realmente alguien me quiere
o, por el contrario, ya ni sabría qué es lo que yo buscase en ellas
(generalmente el gozo de contentarme en una relación es que esa sustentable y sólo para los dos).
Quién opine distinto ¡No me interesa! (así soy yo).
Si el mundo dependiese de gente como yo, lo
sé, la humanidad se acabaría. No tanto por no desear tener hijos (propios o
ajenos), sino porque es una relación egótica, ego centrada en la relación y, en
el caso de que fuese cristocéntrica, NO CABE DUDA SERÍA INCLUYENTE pero, al momento, estoy renuente, celoso de
ciertas cositas y prioridades ajenas.
Seguiré consejos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario