I
Cuando las guacharacas ya no canten
¿Qué será del propio amor?
Ya no tendré tu calor
Pues, mi cuerpo no es como antes.
¿Qué les daré de comer?
Si a mí no me gustan las viejas
Tal vez muera con mis quejas
Sin nadie a quien tener.
Es que esta vida sin querer
es como un poema sin prosa,
Pues un cuerpo que no goza
Más le vale perecer…
II
¿Mañana a quién doy mi abrazo?
Cuando tense este vejuco.
Mejor salgo a mi conuco
A ver quien toma mi caña.
Es que un cuerpo que me engaña
Deja al corazón vacío,
Aunque tenga mucho brío
Hoy “me quieres”… y ¡me engañas!
III
Cuando la guacharaca ya no cante
No te vestirás con mi luto:
Te largarás en minutos y
Buscarás quien te levante.
Es que un cuerpo que me espante
Es un mal que no disfruto…
Mejor corro a mi conuco
¡Hasta que mi pájaro cante!
Es que un cuerpo que me engaña
Pone el corazón vacío;
Aunque tengo mucho brío,
A mí me asustan esas mañas.
IV
Con pesar, Alvaro, amigo
No has perdido la Pareja;
Aunque mal venga la queja,
No has caído del estribo.
Y por esto yo te escribo
Aquel trillado adagio,
Pues, más vale un desagravio
Que dejarla sin sentido…
V
Razón tenía mi abuela
¡Lo gritaba a cada rato!
“el que duerme con muchacho
Cagado amanece”.
Mi alma desfallece
Por la mujer que no abunda;
Aunque sea vagamunda…
Si no lo sé, a mí me crece.
No he de decirlo dos veces
Me siento raro con las viejas;
Aunque aguantaré las quejas
¡si la guacharaca enmudece!
VI
Para nada eres pendeja
Y eso –en mí- no desagrada.
Si eres mujer malvada
No serás ya mi pareja.
¿Cómo quieres que te quiera?
Si vejas el amor mío
Aunque tenga mucho brío
Hoy “me amas” y me dejas.
No soy tan viejo, ni agarrado
Eso a ti… ¡te disgusta!
Mas, lo que a mí más me gusta
Es despertar a tu lado.
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