domingo, noviembre 30, 2008

Una de tantas...



Acababa de charlar con Nik y, no habiendo terminado, no pude evitar fotografiarla. No es común que las vea de día, así q tardé un poco en abrirme paso por la alambrada del nuevo vecino, pero allí la registré ¿Sería mi vieja Margarita?



Me esmeré en registrar el audio, pero no tuve igual precisión con la puntería: Debía estar pendiente de q no intentara distraerse con mi brazo o mi pierna y, como no llevaba nada cortante, quizá tendría problemas, si deseaba evitarme de otro modo. Como pudo, evitó seguir peleando contra esa varita de aluminio. La contuve pegada al suelo en ese instante en que se dejó seducir por la trampa de morder por el centro, y su garganta cayó presa contra la tierra, pues, no podía moverse como lo hacía y, si hubiera querido, la habría tomado por un lado del cuello ¿Para qué? Era tan fuerte que, si decidía enrroscarse en mi brazo (o mi cuello) tendría inconvenientes de no llevarme un susto (aunque el sonido de su bajeo habla de la fuerza de sus pulmones).

Lástima q este celular no deja grabar bien cuando se halla lejos de la señal de cobertura. Si fuera un verdadero instrumento para esa función, la imagen quedaría nítida, como la fuerza de esa criaturita.